Una instalación eléctrica es el conjunto de circuitos eléctricos interconectados, y concatenados, que permiten llevar la energía desde las centrales hasta las viviendas, oficinas, comercios, fábricas o cualquier otro espacio.
Su función es la de producir, distribuir, controlar y usar la electricidad de forma segura y eficaz, sorteando riesgos como los cortocircuitos, las sobrecargas o las electrocuciones. Es, por tanto, la columna vertebral que garantiza el flujo de la electricidad desde la fuente hasta los puntos de consumo, asegurando que todos los aparatos y la maquinaria funcionen correctamente.
¿Qué tipos de instalaciones eléctricas hay?
Las instalaciones eléctricas pueden clasificarse en atención a la función específica que desempeñan dentro del sistema eléctrico o por el nivel de voltaje al que operan. Es decir, según su uso y tensión.
En cuanto a su uso:
- Instalaciones generadoras: producen electricidad a partir de diversas fuentes de energía. Es el caso de las centrales hidroeléctricas, los parques eólicos, las centrales nucleares, las plantas solares, etc.
- Instalaciones de transporte: conectan las diferentes instalaciones mediante líneas subterráneas o aéreas, trasladando la energía eléctrica desde las plantas generadoras hasta los puntos de consumo.
- Instalaciones transformadoras: modifican los niveles de tensión de la energía eléctrica: la elevan para transportarla a largas distancias o la reducen para su distribución entre los consumidores. Son lo que se conoce como subestaciones eléctricas.
- Instalaciones receptoras: transforman la energía eléctrica en otros tipos de energía, como luz, calor, movimiento, etc. Son las más comunes, las que encontramos en nuestros domicilios, negocios e industrias.
En cuanto a su tensión:
- Instalaciones de alta tensión: operan a tensiones superiores a 36 kV (es decir, 36 000 voltios) y se emplean para la transmisión de energía eléctrica a largas distancias, desde las centrales eléctricas hasta las subestaciones de transformación.
- Instalaciones de media tensión: manejan tensiones que van desde 1 kV (1000 voltios) hasta 35 kV (35 000 voltios). Se usan, principalmente, para distribuir la energía desde las subestaciones hasta las áreas urbanas e industriales.
- Instalaciones de baja tensión: operan con tensiones inferiores a 1 kV (1000 voltios). Este tipo de instalaciones es común en aplicaciones residenciales y comerciales, como el suministro eléctrico a hogares, oficinas y pequeños comercios.