La sostenibilidad se ha convertido en un concepto omnipresente y en un factor fundamental para el éxito y la continuidad de las empresas en el mundo actual. La creciente conciencia sobre el impacto ambiental y social de las actividades empresariales ha llevado a que cada vez más compañías decidan incorporar prácticas sostenibles en sus estrategias, pues es la única forma de mantenerse y seguir creciendo de forma responsable.
En este contexto, el índice de sostenibilidad se ha convertido en un instrumento determinante, sobre todo para inversores y clientes, ya que permite evaluar y comparar la actividad de las empresas.
¿Qué es un índice de sostenibilidad?
Un índice de sostenibilidad es una herramienta de medición que evalúa el desempeño de una empresa en términos de prácticas sostenibles y responsabilidad social. Estos índices tienen en cuenta un amplio abanico de factores entre los que se incluyen aspectos ambientales, sociales y de gobernanza, lo que en inglés se conoce como los criterios ESG (“Environmental, Social and Governance”).
Aunque existen gran cantidad de índices de sostenibilidad a nivel internacional, los más importantes son el Dow Jones Sustainability Index (DJSI) y el FTSE4Good Index. El primero maneja 600 indicadores y puntúa a las empresas entre 0 y 100, mientras que el segundo consta de 300 indicadores y califica con una puntuación global de 0 a 5.
Para una empresa española, estar en uno de estos rankings tiene gran relevancia, porque mejora su reputación y atractivo ante inversores tanto privados como institucionales.
¿Cómo se mide el índice de sostenibilidad?
Aunque cada índice de sostenibilidad tiene sus propios parámetros y puntuaciones hay tres factores que suelen ser comunes, los ESG de los que hemos hablado antes:
- Ambiental: en este ámbito se analizan las prácticas que adoptan las empresas para proteger el medio ambiente, su estrategia climática.
- Social: aquí se valora cómo la empresa gestiona los derechos humanos, la diversidad, la igualdad, y la seguridad y el bienestar laboral.
- Gobernanza: en este ámbito se evalúa cómo se dirige la empresa y se supervisa a su directiva, su ética y transparencia.
Recopilar y evaluar estos datos permite a las empresas traducir en cifras de sostenibilidad su funcionamiento y comunicar sus avances y compromisos a los grupos de interés, lo que permite que su apoyo y confianza crezcan de forma exponencial.
Toda organización necesita consumir recursos y energía, y la forma en que lo haga marcará sus resultados a corto, medio y largo plazo. ¡Y eso conviene no olvidarlo!
