Tan antigua como el mundo, la energía eólica es clave en la transición energética. De ahí que resulta determinante comprenderla y saber cómo sacarle el máximo partido.
¿Qué es la energía eólica?
La energía eólica es una forma de energía renovable obtenida de la fuerza del viento. Para aprovecharla es necesario instalar aerogeneradores, que capturan la energía cinética del viento y la convierten en electricidad.
Los aerogeneradores más comunes consisten en grandes aspas giratorias que están conectadas a un generador y que se sirven de la fuerza del viento para girar. La rotación del generador produce corriente eléctrica, es decir, energía renovable y limpia.
Principales ventajas de la energía eólica:
- Es limpia, ya que no produce emisiones de gases de efecto invernadero.
- Es sostenible, pues proviene de un recurso natural abundante e inagotable.
- Es renovable, porque se genera a mayor velocidad de la que se consume.
- Es barata, pues los avances tecnológicos han conseguido reducir su coste.
- Es autóctona, ya que el viento se encuentra en todas partes, lo que favorece la independencia energética de los países.
Tipos de energía eólica
Existen diferentes tipos de energía eólica según donde se genera:
- Energía eólica terrestre u onshore: la más común de las energías eólicas, aquella en que los aerogeneradores se instalan en tierra firme. Se aprovecha el viento que sopla en áreas abiertas, montañas o costas.
- Energía eólica marina u offshore: se obtiene mediante la instalación de aerogeneradores en el mar. Los parques eólicos marinos suelen ubicarse aguas adentro o en plataformas flotantes. La energía eólica marina tiene el potencial de generar grandes cantidades de electricidad, ofreciendo además ventajas en términos de aprovechamiento del espacio y reducción de la interferencia visual.