La biomasa es una de las fuentes de energía renovable más prometedoras, pues permite aprovechar los desechos para producir electricidad, calor o biocombustibles. Más abajo te contamos todo lo que necesitas saber sobre este tipo de energía limpia y sostenible.
¿Qué es la biomasa?
La biomasa es toda la materia orgánica, de origen vegetal o animal, susceptible de ser utilizada como fuente de energía.
La biomasa es un concepto muy amplio que incluye desde los residuos procedentes de las actividades forestales (ramas, cortezas, serrín…), agrícolas (podas de frutales, cáscaras de cereales, paja, rastrojos…) y ganaderas (estiércol del ganado) hasta la fracción orgánica de los residuos domésticos (alimentos y excedentes de comida generados en los hogares) e industriales (desechos de la industria alimentaria y de transformación de la madera).
Los principales combustibles obtenidos a partir de la biomasa son las leñas, las astillas, los huesos de aceituna, las cáscaras de frutos y los pellets (cilindros de 6 a 12 mm de diámetro y de 10 a 30 mm de longitud hechos con serrín, astillas u otros residuos comprimidos).
La biomasa se considera una fuente de energía renovable ya que proviene de materia orgánica que se regenera a través de procesos biológicos naturales. En comparación con los combustibles fósiles, su uso como fuente de energía puede contribuir a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, pues la biomasa es considerada neutral en emisiones netas de CO2.
¿Para qué sirve la biomasa?
Debido a la diversidad de materiales orgánicos que pueden emplearse para producir energía, esta adoptará diferentes formas:
- Energía térmica: mediante sistemas de combustión directa, como calderas, estufas, hornos o chimeneas, se puede obtener vapor, con que impulsar turbinas y producir electricidad, o generar calor para la calefacción de edificios residenciales, comerciales e industriales.
- Energía eléctrica: se puede producir mediante combustión o gasificación y permite obtener potencias de hasta 50 MW.
- Biogás: está formado, principalmente, por metano y dióxido de carbono obtenido a partir de la descomposición de residuos ganaderos, agroindustriales, lodos de depuradoras de agua y residuos domésticos.
- Biocombustibles: con biomasa se puede producir bioetanol (un sustituto de la gasolina que se obtiene de cultivos como el maíz, la remolacha y la caña de azúcar) y biodiésel (un sustituto del gasoil que deriva de aceites vegetales, grasas animales y grasas de cocina recicladas).
El aprovechamiento de la biomasa como fuente de energía ayuda a reducir la dependencia de los combustibles fósiles y disminuye la emisión de gases de efecto invernadero. Además, contribuye de forma determinante a la lucha contra el cambio climático.
¿Cómo se obtiene energía de la biomasa?
Existen diferentes maneras de extraer energía de la biomasa:
- Métodos termoquímicos
Son los que transforman la biomasa a partir del calor. Los materiales que funcionan mejor son los de menor humedad: madera, paja, cáscaras de frutos secos… Dentro de esta clasificación, encontramos las siguientes técnicas:
- Combustión: la biomasa se quema con mucho aire a una temperatura entre 600 y 1300 ºC. Este proceso genera gases calientes que pueden producir calor y electricidad.
- Gasificación: se produce una combustión entre 700 y 1.500 ºC con aire (gasógeno) o con oxígeno (gas de síntesis) que da lugar a diferentes elementos químicos (monóxido de carbono, dióxido de carbono, hidrógeno y metano). El gas de síntesis se transforma en combustibles químicos, como el metanol o la gasolina.
- Métodos bioquímicos
Se llevan a cabo utilizando diferentes microorganismos que degradan las moléculas de la materia orgánica. Los materiales utilizados son los de mayor contenido en humedad: residuos orgánicos municipales o ganaderos. Los métodos más corrientes son:
- Fermentación alcohólica: es una técnica que consiste en la fermentación de los hidratos de carbono que se encuentran de forma natural en las plantas. Su resultado es el etanol, que tiene usos industriales.
- Fermentación metánica: es la digestión sin oxígeno de la biomasa en la que la materia orgánica se fermenta dando como resultado el biogás.
La biomasa está cada vez más presente en nuestro día a día, y se ha convertido en una de las mejores maneras de aprovechar una gran cantidad de desechos que, de otro modo, no serían de utilidad.