Se llama corriente continua (CC) al tipo de corriente eléctrica que únicamente circula en una dirección. A diferencia de la corriente alterna (CA), que es la que fluye por las líneas eléctricas y a la que nos conectamos a través de los enchufes de los hogares, que puede cambiar de dirección, en la corriente continua los electrones se mueven en una única dirección.
Es este comportamiento en el fluir de los electrones en el material conductor el que permite que un aparato determinado se mantenga en funcionamiento mientras esté conectado o bien a la red eléctrica o bien a una batería. En este último caso, la corriente alterna es posible porque en uno de los polos de la batería (que puede ser una pila) se genera una reacción que proporciona electrones y en el otro ocurre justo lo contrario, se necesitan estos electrones. Es por esto que cuando ambos polos se unen, una reacción alimenta a la otra y se produce la corriente continua.
¿Qué tipo de aparatos funcionan con corriente continua?
A decir verdad, lo cierto es que la gran mayoría de los aparatos, tanto domésticos como industriales, funcionan con corriente continua. Este es el motivo de que aquellos que funcionan con pilas, por poner un ejemplo, solo funcionen cuando estas se colocan con los polos en la posición dispuesta por el fabricante. Aunque estén cargadas al máximo, los aparatos convencionales no están fabricados para una inversión de polaridad.
Diferencia entre corriente continua y corriente alterna
La corriente alterna ha demostrado durante décadas ser una de las mejores maneras de transportar energía eléctrica, sobre todo en largas distancias. Tiene la capacidad de cambiar su polaridad (en España, hasta 50 veces por segundo), y además se genera con un alternador que tiene la capacidad de convertir el movimiento en energía eléctrica.
El caso de la corriente continua, sin embargo, es distinto. Su polaridad siempre es la misma, lo que significa que la corriente eléctrica siempre fluye en la misma dirección y con la misma potencia. Existen distintas formas de generar corriente continua, como por ejemplo convirtiendo la corriente alterna en corriente continua con un transformador.
De hecho, la gran mayoría de los aparatos eléctricos incluyen en su interior uno de estos transformadores para convertir la corriente alterna que proporcionan los enchufes en corriente continua con la que poder funcionar sin ningún tipo de inconveniente.