La autosuficiencia energética implica generar y gestionar la energía que se consume, hasta el punto de disminuir drásticamente o eliminar por completo la dependencia de fuentes externas. Para conseguir este autoabastecimiento se debe recurrir a fuentes de energía renovables, como el sol o el viento, y optar por sistemas de autoconsumo.
Lograr la independencia energética es un reto del que se pueden obtener grandes beneficios, como la reducción de costes energéticos y una mayor estabilidad frente a las posibles fluctuaciones del mercado energético.
Además, la transición hacia la autosuficiencia, en tanto en cuanto reduce la huella de carbono, refuerza el compromiso con la sostenibilidad.
Principales energías que permiten obtener la autosuficiencia energética
Quienes deseen sumarse al carro de la autosuficiencia energética pueden recurrir a diferentes energías renovables para conseguirlo:
- Energía solar: mediante la instalación de placas solares puede convertirse la radiación del Sol en electricidad gracias al efecto fotovoltaico.
- Energía eólica: generada por turbinas eólicas a las que hace girar la fuerza del viento. Muy útil en zonas con vientos constantes.
- Energía hidroeléctrica: requiere acceso a corrientes de agua continuas o saltos de agua, como los que se dan en los grandes ríos o en las presas.
- Energía de la biomasa: se obtiene mediante la combustión en calderas de material orgánico, como residuos agrícolas, ganaderos o forestales.