La potencia nominal o potencia útil de un transformador, o de cualquier otra máquina que trabaje conectada a la red eléctrica, es la potencia máxima que el fabricante garantiza que podrá soportar dicho elemento sin sufrir ningún tipo de problema a lo largo de un uso continuado.
Es decir, la potencia nominal de una máquina determina qué valor de potencia no debe superarse nunca si se quiere que esta no sufra un recalentamiento que merme su rendimiento, o que pueda incluso acabar con su funcionamiento normal, suponiendo un fin prematuro de su vida útil.
Es por esto por lo que conviene tener muy en cuenta la potencia nominal de cada aparato eléctrico que se use, utilizando si es necesario un inversor de corriente mediante el cual poder modular la corriente continua (CC) en corriente alterna (CA) utilizable para ponerlos en funcionamiento sin riesgo ni para su integridad ni para la salud. Para la salud, sí, ya que un sobrecalentamiento excesivo de un elemento eléctrico podría derivar en combustión, como suele suceder con determinados dispositivos como teléfonos móviles o patinetes eléctricos, que han provocado ya no pocos incendios domésticos.
Diferencia entre potencia nominal y potencia instalada
Tal y como ya hemos comentado, la potencia nominal es la potencia máxima que cada fabricante estima que necesitan sus dispositivos eléctricos para funcionar sin ningún tipo de problema de sobrealimentación. Ahora bien, ¿en qué se diferencia la potencia nominal de la potencia contratada y por qué es indispensable tener en cuenta la primera a la hora de decidir la potencia de la segunda?
La potencia nominal es, como hemos dicho, la potencia que cada elemento conectado a la red eléctrica necesita para funcionar de forma óptima. Es por ello que, a la hora de contratar la potencia de un hogar, o de un negocio, hay que tener en cuenta la suma de todas las potencias nominales de los aparatos que se conectarán a la vez.
De contratar más potencia de la que se necesita, la factura eléctrica será más cara de lo necesario, mientras que si la potencia instalada es menor a la necesaria, lo normal es que al alcanzar el máximo contratado el suministro eléctrico se detenga.