Aunque se trata de un concepto mencionado a diario, en realidad no todo el mundo sabe qué es el efecto invernadero. Ni mucho menos que se ha dado desde siempre de forma natural y que sin él ni siquiera podríamos vivir en la Tierra. Por eso, a continuación profundizamos en el tema para que quede lo más claro posible.
¿En qué consiste el efecto invernadero?
Se denomina efecto invernadero al proceso natural por el que parte de la radiación solar que llega a la Tierra queda atrapada dentro de la atmósfera en lugar de salir rebotada al espacio exterior. Se lo debemos a los gases que envuelven nuestro planeta, que son los que consiguen que parte de ese calor se estanque en él y disfrutemos de una temperatura media de, aproximadamente, 15 ºC.
Dicho de otra manera, el efecto invernadero es beneficioso para todos los seres vivos ya que permite que la temperatura de nuestro planeta sea propicia para la vida. Sin él, se estima que las temperaturas en la Tierra serían hasta 33 ºC más bajas.
Sin embargo, actividades humanas como la industria o el transporte han hecho que las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera hayan variado, alterando su equilibrio natural. Durante las últimas décadas, se ha generado mucho más dióxido de carbono del necesario, lo que está haciendo que la temperatura en nuestro planeta aumente considerablemente. Es lo que ha venido a llamarse “calentamiento global”.
Entre las principales consecuencias negativas de este fenómeno, encontramos:
- El deshielo de los polos, que a su vez genera un aumento del nivel del mar que amenaza con inundar cientos de miles de kilómetros de costa.
- El empeoramiento de las condiciones climatológicas.
- La disminución y las complicaciones en la generación de alimentos.
- Una mayor facilidad en la propagación de enfermedades y pandemias.
¿Cuáles son los principales gases del efecto invernadero?
Aunque el dióxido de carbono (CO2) es el principal culpable del efecto invernadero, lo cierto es que en este proceso influyen también otros gases que se generan de manera tanto natural como artificial:
- Metano (CH4).
- Óxido nitroso (N2O).
- Gases industriales como los hidrofluorocarbonos, los perfluorocarbonos, el trifluoruro de nitrógeno (NF3) o el hexafluoruro de azufre (SF6).
- Vapor de agua (H2O).
- Ozono (O3).
Trabajar en la implantación de medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero es la única solución para devolver el equilibrio climático a nuestro planeta. Más aún habiéndose hecho público que 7 de los 9 umbrales que permiten la vida humana sobre la Tierra ya han sido superados.