La energía solar es una energía renovable obtenida a partir del aprovechamiento de la radiación del Sol. Los dos tipos de energía solar más conocidos son la energía solar fotovoltaica y la térmica. La primera permite generar electricidad a través de la luz solar mientras que la energía solar térmica aprovecha la energía del sol para producir calor.
En los equipos de energía solar térmica son los colectores o captadores solares los que transforman la radiación solar en calor. Estos captadores recogen y almacenan la radiación solar para calentar el agua que más tarde se utiliza en los sistemas de calefacción o agua caliente para uso higiénico, residencial o industrial.
El dispositivo de almacenamiento de la energía obtenida es lo que se conoce como acumulador solar. Un elemento imprescindible en cualquier instalación de energía solar térmica que permite elevar el porcentaje de autoconsumo de un negocio o una industria.
Los acumuladores solares permiten reducir el coste de las facturas eléctricas y trabajar cuando el sol no brilla en el cielo, siempre de forma sostenible y totalmente respetuosa con el medio ambiente.
¿Qué es un acumulador solar?
Un acumulador solar térmico es un depósito que almacena el agua y la mantiene caliente gracias a la energía solar térmica producida por los colectores solares, para poder tenerla a la temperatura requerida en el momento en que se necesite.
Este dispositivo tiene la capacidad de reservar la energía térmica que se genera durante el día para poder aumentar el porcentaje de autoconsumo de una empresa sin que esta deba recurrir a la red eléctrica para conseguir agua caliente en las horas en las que no hay radiación solar.
La gran ventaja de los acumuladores solares es que pueden recargarse una y otra vez para proporcionar agua caliente siempre que sea posible, lo que los convierte en la solución ideal para una instalación solar térmica.
¿Cómo funciona un acumulador solar?
Un acumulador solar está formado por dos circuitos: el primario y el secundario. El primario es un circuito cerrado por el que el agua (o una mezcla de sustancias que puedan transportar el calor) circula sin parar y se calienta gracias a los colectores solares. El secundario es un circuito abierto en el que entra agua fría de suministro, que va directa al acumulador solar, y sale agua caliente dirigida al sistema de calefacción o agua sanitaria.
Cuando el sistema necesita agua caliente el acumulador la suministra y la reemplaza por agua fría. Ese agua fría aumenta su energía térmica debido a los colectores solares, que están expuestos a la radiación solar, y ya caliente espera en el acumulador para ser suministrada en el momento en que se necesite.
Por lo tanto, los acumuladores solares son una solución útil y sostenible que permite a las empresas seguir produciendo sin afectar negativamente al medio ambiente.
Tipos de acumuladores solares
Estos son los distintos tipos de acumuladores solares que existen para garantizar el suministro de agua caliente o calefacción:
- Acumuladores de ACS: su función principal es proporcionar agua caliente sanitaria (de ahí su nombre) a la vivienda o edificio, bien para uso doméstico, bien para uso comercial.
- Acumuladores de inercia: se caracterizan por su capacidad para almacenar grandes cantidades de energía térmica con pérdidas mínimas de temperatura. Se utilizan principalmente en sistemas de calefacción de edificios.
- Interacumuladores: a diferencia de los anteriores no solo acumulan agua sino que también la calientan para su uso. Hay dos clases fundamentales:
- De doble envolvente: se trata de un depósito dentro de otro depósito. En el espacio hueco entre ambos circula el agua calentada por los captadores solares que, a su vez, se encarga de calentar el agua del depósito interior.
- De serpentín: aquellos que dentro cuentan con una tubería enrollada en forma de espiral por la que circula un fluido caloportador. Esta tubería, llamada serpentín, se ubica normalmente en la parte baja del depósito y está en contacto directo con el agua de consumo para calentarla.